Para reconstruir el pasado los historiadores se basan en pruebas, a las que denominamos fuentes. Estas se pueden clasificar en cuatro grupos: documentos escritos, relatos orales, restos materiales y documentos audiovisuales.
Existen diferentes tipos de documentos escritos como son las cartas, códigos de leyes, estadísticas o los relatos mitológicos. Esta clase de fuente es importantísima para el estudio del pasado, pero no todos son fáciles de entender o están incompletos, por lo que deben estudiarse con cuidado.
Los relatos orales son aquellos que pasan de generación en generación, suelen ser historias, tradiciones o explicaciones del mundo. Suelen ser difíciles de conservar durante mucho tiempo.
Los restos materiales, como son los edificios, herramientas, los recipientes de cerámica o las obras de arte, son otra importante fuente para la Historia, principalmente para estudiar aquellas sociedades que no conocieron la escritura.
Los documentos audiovisuales, entre los que incluimos las fotografías, las películas y las grabaciones de audio, son también importantes fuentes para el estudio de los últimos 150 años.
A continuación algunas imágenes que sirven de ejemplo:
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